Rosa L. McCauley (Rosa Parks), luchadora
por los derechos de las personas
afroamericanas

Barcelona, 26 de agosto de
2022

En Estados Unidos, el 1 de diciembre de 1955 es una fecha histórica en la lucha por los derechos civiles. Rosa Parks se negó a ceder su asiento a un hombre blanco en un autobús de la ciudad de Montgomery, en el segregacionista estado de Alabama. Solo por eso Parks es conocida en todo el mundo, pero, en realidad, era una activista desde mucho antes.
Nacida en Tuskegee, Alabama, el 4 de febrero de 1913, Rosa Louise McCauley era hija de una maestra y un carpintero. Estudió en la escuela local para niñas afroamericanas donde su madre ejercía como maestra, aunque la educación en la Alabama de los años 20 no era fácil para los niños y niñas de color. Antes de terminar sus estudios de secundaria, su madre enfermó gravemente y Rosa debió comenzar a trabajar como costurera en una fábrica de camisas de Montgomery. En 1933 y ya casada con Raymond Parks, barbero de profesión y miembro activo de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas Afroamericanas (NAACP), obtuvo al fin su título de secundaria.
Desde la escuela había podido experimentar qué era la discriminación racial:  acceso vetado a piscinas, restaurantes y numerosos servicios públicos exclusivos para blancos, letreros de ‘solo para blancos’ o directamente ‘negros no’, pruebas adicionales para acceder al voto y los nombres de los registrados publicados en el periódico local para facilitar posibles objeciones de residentes blancos, etc. De hecho, para poder votar ella misma tuvo que intentarlo tres veces desde 1943 hasta que, en 1945, su solicitud fue aprobada. 20 años después, el 6 de agosto de 1965, el
presidente Johnson firmó la Ley de Derecho al Voto que prohibía las prácticas discriminatorias contra las personas afroamericanas.
Rosa Parks no fue la primera en dejar de ceder su asiento, antes lo hicieron Claudette Colvin, Aurelia Browder y Mary Louise Smith, pero al ser arrestada, Parks dio comienzo a un revuelo difícil de parar. Cuando a los cuatro días se celebró el juicio, fue recibida por una multitud solidaria y, declarada culpable de violar una ordenanza local, la sentenciaron a una multa de 10 dólares, que se negó a pagar. Mientras, el boicot de la comunidad afroamericana que se negó a utilizar los autobuses de la ciudad el día de su juicio, tuvo una gran repercusión y aquel mismo día, 5 de diciembre de 1955 se creó la Asociación para la Mejora de Montgomery. Martin Luther King, que había llegado hacía poco a la ciudad, fue elegido presidente, y la organización decidió prolongar el boicot que duró 381 días, hasta que el Tribunal Supremo declaró inconstitucional la segregación. Más tarde, en 1964, la Ley de Derechos Civiles prohibió la segregación racial en espacios públicos, así como la discriminación en el trabajo y la educación.
Rosa Parks, convertida en todo un símbolo de aquel movimiento, recibió amenazas, perdió su empleo igual que su marido, y, al no encontrar otro trabajo, en 1957 marcharon a Detroit. Allí el trato a la comunidad afroamericana no era mucho mejor, por lo que participó entonces en el movimiento por una vivienda justa. Poco después, pasó a trabajar como secretaria junto al demócrata John Conyers en las áreas de vivienda asequible, discriminación laboral y educación. En 1963 acudió a la histórica marcha hacia Washington, aunque, según comentó, echó en falta oradoras que confirmaran un mayor protagonismo de las mujeres. 
Por su intensa dedicación a la causa de las personas afroamericanas recibió
numerosos reconocimientos, entre ellos, la Medalla Presidencial de la Libertad en 1996, y en 1999, la Medalla de Oro del Congreso. Tras su muerte, en Detroit el 24 de octubre de 2005, fue la primera mujer velada en el Capitolio de Washington, en una ceremonia a la que acudieron 50.000 personas y, en su honor el presidente Barack Obama inauguró una estatua en el Salón Nacional de las Estatuas del Capitolio el 2013. La Gran Logia Femenina de España quiere hoy recordar a esta mujer, fuerte y comprometida, no solo por un acto concreto, sino por la dedicación de toda una vida a la mejora de los derechos de las personas afroamericanas, y con ello, a la mejora de una parte importante de la Humanidad.

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