La historia del Mediterráneo es un conjunto de encuentros y desencuentros entre culturas. El Mediterráneo ha sido en algunos momentos de su historia un camino para llegar del Este al Oeste y del Norte al Sur, para intercambiar bienes materiales, ideas y pueblos que se enriquecen mutuamente. Además, el concepto de feminidad de las culturas mediterráneas en general, a través de sus divinidades, era algo más próximo a la vida natural de lo que más tarde hemos llegado a padecer.

Grecia, como una de las cunas de la cultura del Ser Humano, cambió el rumbo de las ideas al pasar de creer que todo nos venía dado por los dioses a asumir la responsabilidad de la propia vida. Roma expandió esos valores con un entramado jurídico que consolidó aquel modelo de civilización. Pero, en la Edad Media la oscuridad nos cubrió por causa, principalmente, de los estamentos políticos y los fanatismos religiosos. Solamente Constantinopla y el mundo musulmán siguieron dándonos luz en ese periodo.

En el s. XIV en Italia, con el Humanismo, movimiento intelectual, filosófico y cultural estrechamente ligado al Renacimiento, florece la filosofía, el arte y la cultura clásicas grecorromanas, y el Ser Humano vuelve a ser el centro de interés (antropocentrismo), en contraposición a la actitud medieval en la que dios era el centro de todo (teocentrismo). Con su expansión hasta finales del s. XVI, Europa vivió cambios sociales, ideológicos y espirituales en los que estaba inherente su influencia: las reformas luterana y calvinista, la contrarreforma católica, la ilustración y la revolución francesa del s. XVIII.

Ponencia GLFE en la asamblea del UMM (Unión Masónica del Mediterráneo) Marzo de 2014

Pero el Mediterráneo actual dista mucho de estos valores. Conflictos bélicos, corrupción, sistemas económicos obsoletos, desigualdades, políticas migratorias que amenazan con convertirlo en un cementerio flotante, fundamentalismo, creciente xenofobia y destrucción del medioambiente han causado un profundo deterioro en la región. Vivimos un momento histórico de desconcierto ético y social, donde la dignidad de las personas es, en muchos casos, ultrajada. Caminamos hacia un cambio social universal del que ya se aprecian los primeros síntomas, un momento crucial en el que el camino que elijamos será trascendental para las próximas generaciones.

Por ello la UNIÓN MASÓNICA DEL MEDITERRÁNEO (UMM) tiene su razón de ser en el compromiso de encontrar juntos, los masones y masonas, un proyecto humanista para los países mediterráneos.

¿Qué puede aportar en la situación actual la Masonería adogmática y liberal del arco Mediterráneo? Los países mediterráneos tenemos un pasado común que debería ser la argamasa necesaria para iniciar un nuevo renacimiento humanista, poniendo el énfasis en el desarrollo sostenible y no en el crecimiento egoísta e insolidario; transformando la competitividad en complementariedad; recuperando colectivamente los valores sociales y económicos y cambiando las maneras de consumir, producir y gestionar.

El Mediterráneo debe ser nuevamente un lugar de intercambio, desarrollo y fraternidad entre los pueblos y no un lugar donde se agredan constantemente los valores universales de Libertad, Igualdad, Fraternidad y Laicidad. El punto de partida de un nuevo proyecto humanista, con la laicidad como principio rector de las sociedades, donde los pueblos respeten y apoyen las diferencias socio culturales e intercambien costumbres y formas de vida. 

Todas las organizaciones masónicas que formamos parte de la Unión Masónica del Mediterráneo (UMM) trabajamos conjuntamente para que nuestro Mare Nostrum vuelva a aportar algo de LUZ a la humanidad, al igual que lo ha hecho en otros momentos de la Historia del Ser Humano.