COMUNICADO de la GLFE sobre el proyecto de ley trans

Por su propia esencia y desde sus orígenes, la Gran Logia Femenina de España (GLFE) ha trabajado y trabaja por el progreso de la Humanidad, y más específicamente por el de las mujeres con respecto a los hombres, la salvaguarda de los derechos y el respeto de los deberes que llevan implícitos. De ahí que, ante el apasionado debate que suscita el proyecto de ley trans promovida por el ministerio de Igualdad, actualmente en trámite en las Cortes Generales, la Gran Logia Femenina de España quiere manifestar lo siguiente:
No hay discriminación legal por orientación sexual en España. Pero la realidad de las personas transexuales también está ahí y no se puede obviar, de hecho, se han realizado ya progresos en este sentido. A partir de los años 70-80 las personas transexuales, como tales, comenzaron a recibir atención sanitaria en Europa, en España en 1999 en el sistema público de salud; y, sobre el 2010 se consiguió que la transexualidad no se considerara una enfermedad mental, algo totalmente lógico a nuestro entender y, es más, también es lógico que, en el mundo de hoy, no nos conformemos solo con eso. Por ello, consideramos que hay que encontrar cauces legales, justos y equilibrados, para conseguir la total dignidad y la normalización de dichas personas históricamente denostadas. Sí, hay que dar un paso más.
También las mujeres han avanzado mucho en el reconocimiento de sus derechos, pero su lucha aún necesita seguir viva a pesar de los años y ya siglos de existencia. Nunca, durante todo ese tiempo de lucha pacífica, el feminismo ha excluido a quienes no se identifican con su sexo o con su sexualidad, ni con el rol social que ello imponía, al contrario. Como GLFE creemos que es el feminismo quien hace frente al patriarcado. Por ello, para conseguir el éxito ante esos roles e imposiciones que aún nos atenazan, la lucha actual, real y libre de intereses políticos no debe ser contra ninguna mujer, sino contra el patriarcado. Como todo en la vida, puede haber discrepancias, pero nunca deberían ser insalvables.
El proyecto de ley puede contener bases de dudosa constitucionalidad, por no afrontar correctamente los derechos de las mujeres, en cuanto a la lucha contra la violencia de género y los de la infancia en cuanto a la autodeterminación de sexo, especialmente en lo que se refiere al acceso en edades tempranas, lo que a nuestro entender puede poner en peligro la seguridad jurídica del niño y del adolescente que tengan acceso a tratamientos irreversibles sin control médico.
Que la ley propuesta vacíe al término constitucional “sexo” de cualquier trascendencia jurídica, por considerarse algo no inherente a la voluntad de la persona, sino una “asignación” impuesta en el nacimiento no nos parece muy realista porque, al final, esa imposición viene de nuestras propias células y no del funcionario que va a inscribirnos en el registro, substituyéndolo por “identidad de género”. De esta manera, la persona puede modificar libremente su identificación registral al definir el género como “la vivencia interna e individual del género”, sin necesidad de ningún otro requisito para que adquiera plena trascendencia jurídica y con posesión plena de derechos.
Con estas situaciones se reconocen unos derechos, pero ¿se reconocen también los deberes que todo derecho lleva implícito? leyes como ésta, por desconocimiento de visión futura o por ansias de inmediatez ¿siguen haciéndose bajo la influencia inconsciente del patriarcado y de acuerdo con sus intereses? ¿La aprobación de esta ley puede llevar al borrado de las mujeres? ¿al borrado de las mujeres que luchan y han luchado contra unos estereotipos impuestos? Quien defiende íntegramente este proyecto de ley ¿sabe ver el peligro de perpetuar la sutil posición dominante del patriarcado? ¿Es necesario darle al lenguaje un exceso de matices que no da la biología? ¿vamos a dividirnos entre mujeres y mujeres menstruantes, por ejemplo, para establecer categorías?
En definitiva, creemos que en caso de aprobarse esta Ley tal y como se ha presentado, se retrocede en la lucha de las mujeres por la consecución de la igualdad de derechos y, en particular, de los basados en el sexo. Además, se pone de manifiesto gravemente por quien la promueve, su falta de sensibilidad hacia todo el colectivo feminista, que tanto ha hecho por los derechos de las personas transexuales y por la igualdad entre todos los seres humanos, tal y como promueven nuestros valores masónicos.
Por todo ello, la Gran Logia Femenina de España pide prudencia y entendimiento y, sobre todo, que se escuche a las personas expertas en la materia, de los distintos ámbitos sanitario y jurídico, antes de aprobar una Ley que pueda anular “de facto” leyes ya vigentes aplicadas en favor de la igualdad real.

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