ÁUREA ROSA CLAVÉ DE FERRER. Parte I
Barcelona, 18 de septiembre de 2023
Insigne, aunque desconocida profesional de la música, graduada de pianista y
en dirección de coros, fue además compositora y profesora de piano en el
Conservatorio de Barcelona, ciudad en la que habría nacido el 29 de
septiembre de 1856; desde su infancia siguió los pasos de su padre, el célebre
fundador de coros Josep Anselmo Clavé. Áurea le sustituía en la dirección
cuando aquel no podía asistir, ya fuese por enfermedad o debido a la intensa
actividad política que desarrollaba.
Áurea Rosa era la única hija sobreviviente del matrimonio de Josep
Anselm con Isabel Soler del que habrían nacido cuatros hijos, los otros tres
murieron siendo aún niños. En 1874, cuando Áurea Rosa tenía dieciocho años,
fallece su padre a los cincuenta, lo que significó la pérdida de un referente al
tiempo que se convertía en la sucesora natural del maestro.
Ella, mujer combativa, sostuvo tan fuerte polémica con la Asociación General
de Coros Euterpenses que provocó la ruptura entre los herederos de J. A.
Clavé -viuda e hija- y las sociedades corales que mantenían una actividad
efervescente en toda Cataluña. Áurea Rosa había reclamado la presidencia
de la Asociación creada por su padre, pero no logró la aprobación de la
junta directiva, por lo que se separó de ella y en 1886 fundó su propia
Asociación Euterpense, avalando su presidencia con unos estatutos que
otorgaban el cargo al heredero directo de Clavé.
El cisma quedó patente cuando la Asociación de Áurea Rosa convocó un acto
musical para recaudar fondos con la finalidad de erigir un monumento a su
padre, y acudieron masivamente sus asociados, logrando el objetivo en el año
1888, mismo año de la Exposición Universal de Barcelona.
Por aquella época reapareció el órgano quincenal de información de la
Asociación, titulado “El Metrónomo”, el mismo que había fundado el padre de la
compositora allá por el año 1863. Áurea Rosa figuraba como propietaria,
aunque el director fue el también compositor catalán Josep Rodoreda Santigós
(1851 – 1922), hasta que en 1893 la dirección recayó en el esposo de Áurea
Rosa, Conrad Ferrer.
Estos sucesos se producen una vez que Áurea Rosa había consolidado su
carrera musical después de haber sido merecedora de la mención “Reina de
los Juegos Florales” en el año 1882. Dicho certamen se había instaurado en la
capital catalana en el año 1856 y desde entonces se celebraba el primer
domingo de mayo de cada año con el apoyo de un gran sector de intelectuales
y políticos.
Clavé padre había enseñado a su hija cómo, a través de la música y de
sus queridas formaciones corales, se podía instruir a los obreros y
alejarlos de las tabernas y movimientos políticos subversivos y fomentar
la fraternidad entre los hombres. Con estos principios se educó Áurea
Rosa y con ellos transcurrió su vida. Estas premisas provenían de la
francmasonería, a la que pertenecían casi la totalidad de los personajes antes
mencionados.
