Para Platón la música es el alimento de la virtud, pues nos permite cultivar el alma, tanto él como Aristóteles consideraban que la música era fundamental para disciplinar la mente. Los griegos, además, pensaban que la música era una actividad social que influía en la emotividad del ser humano
La música se puede definir como el arte de combinar los sonidos en una secuencia atemporal atendiendo a las leyes de la armonía, la melodía y el ritmo. Se dice que es lenguaje y alimento para el alma, y la relacionamos con nuestros estados de ánimo, pues nos acompaña siempre, en todos los momentos de nuestra existencia, y en cualquier experiencia vivida, en todas las etapas de nuestro crecimiento.
La música tiene un papel muy importante en la vida del ser humano, que durante toda su existencia ha ido construyendo herramientas que emiten sonidos para ir transformándolas en instrumentos que emiten el sonido de la naturaleza, al igual que ha ido aprendiendo a manejar estos instrumentos para crear las más bellas melodías que nos hacen sentir, cruzar todos los espacios, todos los tiempos…, y nos ayudan a identificar y gestionar emociones como la alegría, la nostalgia, el romanticismo. La música entra en nosotras a través de los sentidos, trayendo con ella recuerdos que nos estremecen, que nos atraviesan el alma y nos emocionan.
Una recién nacida se calma y se duerme al escuchar una nana, en la infancia aprendemos conceptos a través de las canciones y en la juventud asociamos la música como la manera de expresarnos ante las diferentes experiencias y los diferentes estados de ánimo propios de esta etapa.
Al llegar a la edad adulta la música nos sigue acompañando, de manera consciente e inconsciente, escuchamos música en diferentes ámbitos ya sea para potenciar, modificar o generar estados de ánimo y con ello conducirnos a un bienestar, a un placer y un equilibrio. Si nos paramos a reflexionar, veremos cómo asociamos la música a los momentos más importantes, sucedidos en nuestra vida
La música con sus sonidos y silencios, nos invita a vibrar de un modo determinado, nos lleva a la calma o a la meditación, a la alegría o a la concentración, a elevar el espíritu y hacer volar nuestra imaginación
En masonería la música nos acompaña, nos guía, y nos conduce a un estado de armonía, nos brinda una danza donde el interior y el exterior se funden. La intencionalidad de la música es aquella que nos permite atravesar la cultura, la educación y todos los ámbitos de la sociedad, la música es una de las herramientas más poderosas de la sociedad actual, pues el sonido viaja con el aire, y está presente en todos los lugares. En nuestros Templos la música acompaña y completa nuestros trabajos, es un elemento más del ritual