Amelia Mary Earhart (Atchison, Kansas, 1897-Océano Pacífico, 1937) se hizo célebre por sus marcas de vuelo, por ser la primera mujer en atravesar el Atlántico en solitario y por intentar el primer viaje aéreo alrededor del mundo sobre la línea ecuatorial.
Estudió en las Universidades de Columbia (Nueva York) y Harvard y sus primeras clases de aviación las recibió de Neta Snook, otra piloto pionera como ella. En 1922 consiguió su primer récord de altitud: 14.000 pies (4.267 metros). Al año siguiente, fue la decimosexta mujer en recibir la licencia de piloto de la Federación Aeronáutica Internacional. En 1927 se unió a la Asociación Aeronáutica Nacional y se dedicó a invertir dinero en la construcción de una pista de aterrizaje, vender aviones Kinner y promover la aviación, especialmente entre mujeres.
El 17 y 18 de junio de 1928, se convirtió en la primera mujer que realizaba la travesía del Atlántico, como pasajera de un avión comandado por los pilotos W. Stultz y L. Gordon. En 1931 contrajo matrimonio con el editor y explorador George Palmer Putnam, pero decidió conservar su apellido de nacimiento, gesto contrario a lo habitual en muchos países occidentales, incluso hoy en día, cuando las mujeres al casarse adoptan el nombre de sus maridos.
El 20 y 21 de mayo de 1932 Earhart fue la primera mujer en realizar la travesía del Atlántico en solitario, estableciendo, además, una nueva marca de velocidad y, por ello, recibió la Cruz Distinguida de Vuelo que el Congreso de Estados Unidos otorgaba por primera vez a una mujer.
Su celebridad le permitió promover el uso comercial de la aviación y defender, desde una postura feminista, la incorporación de las mujeres a esta nueva profesión. En 1937, intentó dar la vuelta al mundo siguiendo la línea del ecuador, una ruta distinta a la habitual, junto a su copiloto y navegante, el capitán Frederick J. Noonan. Tras haber completado 33.000 kilómetros en treinta días, más de dos tercios de la travesía, su avión desapareció en medio de un temporal el 2 de julio. La desaparición de Amelia Earhart y de su experto copiloto fue motivo de numerosas y, a menudo, fantásticas especulaciones, pero se desconocen las circunstancias del accidente y el lugar exacto donde se produjo.
Recomendamos la lectura de dos libros muy interesantes que están traducidos en castellano de la propia Amelia: “Por el placer de hacerlo: notas sobre mis vuelos y las mujeres en la aviación” y “Último vuelo”.
Earhart fue pionera en su especialidad y, como se aprecia en su biografía, no solo lo fue al abrir caminos para otras mujeres, sino también para toda la Humanidad, con espíritu de lucha y superación, y es por lo que la Gran Logia Femenina de España quiere recordarla y reconocerla.