Christine de Pizan, primera mujer escritora profesional y defensora de los derechos de la mujer

Barcelona, 30 de enero de 2023

Cristina de Pizano nació en Venecia en 1364 y murió en Francia, en el Monasterio de Poissy, en 1430. Nos encontramos ante una mujer filósofa, escritora y poetisa humanista que dedica su vida al estudio y a la escritura, además de ser una de las primeras mujeres impulsoras del feminismo occidental al involucrarse en la querella de las mujeres, conocida en francés como “querelle des femmes”. La obra con la que se introdujo en este debate literario fue “La Ciudad de las Damas” (1405), una de sus obras más famosas en la que habla de una ciudad gobernada por mujeres.

Era hija de Tommaso de Pizan, un astrólogo y médico reconocido, ya que fue el alquimista, físico y astrólogo real de la corte de Carlos V de Francia. En ese momento se trasladó a Francia con su familia, mujer y tres hijos, entre ellos Christine, para vivir una nueva vida en la corte francesa. Allí, Christine de Pizan, gracias a su padre, que quiso educarla igual que a sus hermanos varones, pudo desarrollar sus intereses intelectuales recibiendo lecciones de filosofía, medicina e historia entre otras materias.
En 1380, a los 15 años, Christine se casó con Étienne de Castel, notario y secretario del rey. Su padre alentó aquel matrimonio tanto por la posición del novio como por su carácter. Y tenía razón al ayudar en la unión de ambos jóvenes, porque fue un matrimonio feliz del que nacieron tres hijos: dos niños y una niña.

Ese mismo año murió el rey y los ingresos de la pareja disminuyeron considerablemente. Un tiempo después fallecieron su padre y su marido, por lo que Christine se quedó viuda y al cuidado de tres hijos y una sobrina. Sin embargo, no quiso volver a casarse y decidió no depender de nadie y enfrentar la situación ella misma.

Es en este momento cuando empieza a escribir, tanto poesía como textos, convirtiéndose en escritora profesional para sustentar a su familia. Poco a poco fue haciéndose cada vez más conocida porque sus escritos gustaban a la nobleza medieval, entre ellos los duques de Borgoña o el rey Carlos VI y su esposa, Isabela de Baviera.
En el año 1400 participó en uno debates más célebres de la historia de la mujer, “Querelle de la Rose”, criticando el poema alegórico Roman de la Rose, un poema que servía de ejemplo para relegar a la mujer a los deseos masculinos. Christine de Pizan defendió la igualdad entre ambos sexos, reivindicando que la inferioridad femenina no era natural sino cultural, ya que las mujeres por cuestiones culturales no recibían educación, ni estudios, ni apoyo para su crecimiento profesional fuera del hogar.

En su obra más conocida “La ciudad de las damas” reiteraba que la falta de formación de la mujer era el único límite del género femenino y por ello quiso imaginar una ciudad gobernada por mujeres, con su saber, su comportamiento y su fe.

La situación política en Francia se complicó y tuvo que refugiarse en un convento, en Poissy, donde años antes su hija había tomado los hábitos. Afectada por la situación en que se encontraba el país, Christine dejó de escribir y solo retomó la escritura en una ocasión para escribir un poema sobre Juana de Arco, “El Sol volvió a brillar”, en 1429. Al año siguiente falleció dejando una gran obra literaria y un gran trabajo por la mujer y sus derechos, tanto personales y sociales como en educación y estudios.

“Si la costumbre fuera mandar a las niñas a la escuela y enseñarles las ciencias con método, como se hace con los niños, aprenderían y entenderían las dificultades y sutilezas de todas las artes y ciencias tan bien como ellos” nos dice Christine de Pizan y la Gran Logia Femenina de España quiere reconocerla hoy por su fuerza personal, su clarividencia y su esfuerzo en afrontar una situación como mujer independiente ante una sociedad que aún estaba lejos de los avances actuales de la mujer.

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