Aleksandra Kolontái

Precursora del feminismo en Rusia

Barcelona, 17 de Marzo de 2023

Aleksandra Mijáilovna Kolontái nació el 31 de marzo de 1872 en el San Petersburgo de los zares. De familia acomodada y origen ucraniano, su padre era general del ejército zarista y su madre descendía de una larga estirpe campesina finlandesa con una gran fortuna en la industria maderera.

Su padre le inculcó el estudio de la historia y el interés por la política desde una perspectiva liberal, pero tuvo que enfrentarse a su madre cuando decidió seguir estudiando, porque, como mujer, no era lo que se esperaba de ella en aquel tiempo. A los diecinueve años conoció a su primer marido, Vladimir Ludvigovich Kolontai, quien, por su origen modesto, no fue del agrado de su madre. Un tiempo después, en 1896, se afilió al partido socialista, abandonando a su marido y a su hijo para estudiar en Zúrich (Suiza), centro neurálgico de las jóvenes afines a las ideas socialistas. 

De nuevo en Rusia, participó en los acontecimientos revolucionarios de 1905, tras presenciar la matanza de obreros frente al Palacio de Invierno. Su lucha contra las estructuras burguesas, que consideraba inmorales y no permitían a la mujer ser libre, fue a partir de entonces más intensa. Trabajó escribiendo artículos y organizando asociaciones de trabajadoras rusas y se opuso activamente a la Primera Guerra Mundial por sus motivaciones imperialistas al servicio de la clase dominante. En junio de 1915 se unió a los bolcheviques y, durante los sucesos de la revolución de octubre, fue elegida miembro del Comité Ejecutivo del Sóviet de Petrogrado. 

Apoyó a Lenin en su visión de organizar la revolución proletaria frente a la burguesía y sentaron las bases del feminismo socialista, con una política social alejada de la estructura familiar. Entre ambos imaginaron y diseñaron una red de instituciones como casas-cuna y guarderías, restaurantes y lavanderías públicos, que liberaran a las mujeres de sus ataduras.

Kolontai fue elegida miembro del Comité Central del Partido y, en octubre de 1917, votó a favor de la insurrección para construir así un Estado obrero, porque creía necesario eliminar el concepto de familia patriarcal opresora y trasladar la responsabilidad de los hijos y el hogar a la sociedad. Tras la toma del poder, Aleksandra pasó a formar parte del Gobierno como Comisaria para la Asistencia Pública y trabajó por la modificación de las leyes que establecían la subordinación de la mujer al varón, defendió el derecho al voto femenino y la premisa de «a igual trabajo igual salario» para las mujeres en las mismas condiciones que los hombres. Le dio al matrimonio un carácter civil e igualitario entre cónyuges, facilitó el acceso al divorcio por ambas partes y consiguió la protección estatal para madres e hijos, a la vez que hizo gratuita la asistencia maternal en los hospitales.

Sin embargo, la guerra civil que devastó Rusia tras la revolución, hizo que los que sobrevivieron se aferraran a las instituciones tradicionales, entre ellas la familia y Kolontái fue relegada y enviada como embajadora por todo el mundo. Durante más de 20 años, defendiendo con orgullo y profundo convencimiento sus ideas por Europa y Estados Unidos mientras que, en la nueva Unión Soviética, Stalin revocaba parte de las leyes que ella había promulgado.

Aleksandra Kolontái, condenada al ostracismo a pesar de su reconocimiento mundial, murió el 9 de marzo de 1952 en Moscú, pero dejó escritos un gran número de libros, artículos y discursos, así como su autobiografía.

La Gran Logia Femenina de España quiere recordarla hoy por sus ideas utópicas atreviéndose a romper barreras ideológicas en favor de la mujer en un momento histórico convulso y difícil. 

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