Apuntes de la GLFE

A la búsqueda del símbolo: La Escalera

Barcelona, 21 de marzo de 2022

Hoy vamos a dedicar unos momentos a reflexionar acerca de la escalera, un símbolo frecuente también en contextos cotidianos. En efecto, en nuestras apreciaciones diarias, subir por una escalera no siempre significa algo bueno o ético, a veces se asocia con ambiciones poco o nada aceptables, y bajar es un símbolo de la pérdida de humanidad y del “descenso a los infiernos”, pero también popularmente, subir y bajar una escalera tiene un simbolismo espiritual importante.

Desde la imprescindible escalera de caracol, símbolo fundamental en la francmasonería, y que está presente en casi todas las torres de las catedrales góticas y otras iglesias, o la que podemos contemplar en el Vaticano, que es un ejemplo de especial belleza, hasta escaleras tan influyentes simbólicamente como la de Jacob, podemos encontrar por todas partes alusión a la escalera como forma de superación de obstáculos y de ascenso a una realidad espiritual superior.

Por el Génesis (28, 12, 17), conocemos la historia de Jacob, que se duerme apoyando la cabeza en una piedra cuadrada, piedra que, por cierto, hoy está presente en la coronación de la monarquía inglesa, pero sobre las piedras reflexionaremos aquí en otra ocasión. Jacob sueña con una escalera que va de la tierra hasta el cielo, por la que suben y bajan ángeles, y pronuncia la enigmática y esotérica frase Terribilis est locus iste: ¡Que terrible es este lugar!

Podemos encontrar iglesias con la advocación Scala Dei en varios lugares. De gran devoción popular es la Scala Santa que la Emperatriz Helena llevó a Roma y por la que Jesús subió el viernes santo para ser juzgado. Pero no es preciso ir lejos para ver escaleras en lugares santos, sacralizados, con poder. Así, los peldaños que conducen a los pórticos de catedrales, iglesias o capillas, nos indican los grados que hay que lograr para alcanzar la entrada del templo y nos recuerdan que éste está construido sobre un promontorio. Incluso si no lo hay natural, los constructores lo suplen con un cerro artificial, como en los túmulos.

Estas escaleras simbolizan la subida y bajada a los tres niveles del mundo: el terrestre, el inferior y el celestial. Las escaleras suelen ser semicirculares y tienen tres, cinco o siete peldaños, por lo general, llegando a tener hasta 24 en algunas catedrales. Asimismo, cuando vemos escaleras que bajan para entrar en los pórticos o en los templos, significan la debida humildad que debemos tener para acceder al lugar.

En varias ocasiones nos encontramos con la escalera como símbolo de los procesos alquímicos, como en la figura titulada la Scala lapidis, con ellos también hay que prestar atención a la piedra, que, como hemos dicho, es otro símbolo de gran contenido. En la figura La Montaña de los adeptos, en el centro de la cual hay una escalera de siete peldaños con el nombre de las siete fases del proceso: calcinación, sublimación, putrefacción, destilación, coagulación y tintura. La Montaña es un símbolo similar a la escalera en algunas ocasiones, pero también merece articulo propio.

De carácter también alquímico es la escalera que se encuentra en el pilar central del pórtico del Juicio, en Notre Dame de Paris y que, según Fulcanelli, representa a la Alquimia. Se trata de una escalera de nueve peldaños, que recorre, como si de una columna vertebral se tratase, el cuerpo de la figura humana que representa a la Ciencia alquímica.Los ejemplos son innumerables y podemos comprobar en cualquier lugar la presencia de este símbolo, que nos debe servir para aspirar a superar los obstáculos con los que nos encontramos a lo largo de nuestro camino.

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