El fuego ha vuelto a recorrer los montes de nuestra tierra, dejando
tras de sí un silencio desgarrador.
Donde antes resonaban los cantos de los pájaros, hoy se alzan
columnas de humo. Donde la sombra de los árboles ofrecía refugio,
solo queda la huella negra de la destrucción.
El dolor que sentimos ante los incendios no es solo el de perder
paisajes, sino el de ver quebrada la armonía de la Naturaleza,
madre generosa y maestra de todos los seres.

Cuidar la Naturaleza es cuidar la vida.
Como masonas, reconocemos que el bosque es un templo abierto
bajo las estrellas. Cada árbol es una columna que sostiene la
bóveda de la existencia; cada arroyo, un símbolo de pureza y
esperanza.
Verlos caer bajo las llamas nos recuerda cuánto nos falta por
aprender sobre el respeto y el cuidado del mundo que habitamos.
Nuestros valores nos llaman a la conciencia y al compromiso.
- La fraternidad nos enseña que la vida no es exclusivamente
humana: la Naturaleza también forma parte de la gran
familia universal. - La solidaridad nos impulsa a apoyar a quienes sufren y a
quienes combaten el fuego con valentía. - La responsabilidad nos exige ser guardianas de la tierra, de
los montes, de los árboles; cuidadoras de lo que hemos
heredado y de lo que debemos legar a las generaciones
futuras.
Desde la Gran Logia Femenina de España alzamos la voz
para recordar que la Naturaleza no es un recurso
inagotable, sino un bien sagrado.
Cada chispa que se evita es vida preservada.
Cada gesto de respeto, un acto de construcción.

Enviamos nuestro más sentido pésame a las familias que han
perdido a seres queridos luchando contra el fuego.
Nos solidarizamos con todas las gentes que han perdido sus casas
y sus recuerdos, su ganadería y sus cultivos.
Pedimos a todas las administraciones que sean ágiles y efectivas en
reparar al máximo los daños y las pérdidas en todo lo que sea
posible. Y todo nuestro reconocimiento a quienes colaboran
incansablemente en la extinción de los incendios.
Masonería Femenina
www.glfe.org