A lo largo de la historia y refiriéndonos al pasado, pocas mujeres han logrado ejercer el poder
de manera efectiva y dejar su huella en los acontecimientos de su tiempo. No obstante, una de
las figuras más destacadas en este sentido fue Gala Placidia, emperatriz romana del siglo V
d.C., cuya vida estuvo marcada por intrigas, conflictos y un papel decisivo en la política del
Imperio Romano de Occidente.
Si su nombre nos suena hoy en día, es más por su asociación con la crisis final del Imperio
Romano que por su presencia en los relatos históricos tradicionales. Sin embargo, su influencia
fue determinante en un periodo marcado por la inestabilidad política y las invasiones bárbaras.
Su nombre también perdura en la plaza Gala Placídia de Barcelona, un pequeño rincón de la
ciudad que, aunque muchos transitan sin conocer su historia, rinde homenaje a una de las
mujeres más influyentes de la Antigüedad.

Gala Placidia tuvo una vida marcada por la inestabilidad desde joven. Durante el saqueo de
Roma, en el año 410, fue hecha prisionera por los visigodos y llevada a su corte. Allí contrajo
matrimonio con el rey Ataúlfo, con quien tuvo un hijo. Pero la muerte de su esposo y la
inestabilidad política la obligaron a regresar a Roma, donde su destino daría un nuevo giro.
Casada con Constancio III, un general del Imperio, tuvo dos hijos más, uno de ellos fue
Valentiniano III, futuro emperador. A la muerte de su esposo, Gala Placidia asumió la regencia
en nombre de su hijo, gobernando con determinación en una época de crisis. Se apoyó en
figuras clave como el general Flavio Aecio, quien defendió el Imperio de las amenazas
externas.
Su vida estuvo siempre rodeada de conflictos, tanto políticos como religiosos, en un Imperio
dividido entre romanos y bárbaros, cristianos y paganos. A pesar de ello, su legado es
innegable. Se dice que dedicó sus últimos años a la devoción y a la construcción de iglesias en
Rávena, donde aún hoy se conserva el llamado Mausoleo de Gala Placidia, una joya del arte
paleocristiano.
Gobernante astuta, madre del emperador y figura clave en un momento de cambio, Gala
Placidia desafió las normas de su tiempo y dejó una huella imborrable en la historia del Imperio
Romano.