Hoy en día la mujer que desea iniciarse en Masonería se encuentra con la opción de integrarse en una logia mixta o en una logia femenina. Todas las que formamos parte de la Gran Logia Femenina de España hemos elegido trabajar en una logia de mujeres por ser un lugar en el que se puede crecer plenamente. En él se genera un ambiente de confianza para nuestro desarrollo personal donde cada una puede expresarse libremente sin temor a prejuicios o condicionantes que todavía se encuentran en nuestra sociedad.
Para nosotras, trabajar entre mujeres genera una energía basada en la empatía y la cooperación, creando un espacio donde la sororidad y la comprensión mutuas son pilares fundamentales. ¿Quién puede comprendernos mejor que otra mujer? También facilita una mayor apertura y sinceridad en la expresión de nuestros sentimientos, pensamientos y reflexiones. Pensamos que es más fácil identificarse con las experiencias y desafíos que enfrentamos como mujeres, creando una red de hermanas que se apoyan en todas las facetas y etapas de la vida.
La construcción cultural del género influye decisivamente en la forma en la que nos enfrentamos a las emociones, porque a hombres y a mujeres no se nos enseñó a vivir de la misma manera en nuestra infancia, ni se nos ofrecieron patrones igualitarios a seguir, sino que se marcaron prioridades distintas para unos y otras. Por tanto, hombres y mujeres no nos damos el mismo permiso para experimentar según qué emociones y no vivimos con la misma intensidad cada una de las emociones que sentimos.
Hemos de trabajar por la igualdad en la sociedad, pues nos debemos a unos valores comunes, aunque la manera de experimentar lo simbólico sea diferente y esté en la libertad de la candidata elegir a qué organización masónica quiere pertenecer y de qué forma quiere trabajar, nunca olvidando que la Masonería es también una fraternidad universal de hombres y mujeres que trabajan en la construcción de un mundo más justo. En definitiva, el carácter experiencial o vivencial del aprendizaje masónico, desde nuestro punto de vista, es el que aconseja reunirnos por separado hombres y mujeres y por eso optamos por este espacio de mujeres en el que venimos trabajando. Integrarnos en una logia de mujeres nos brinda la oportunidad de desarrollar y fomentar el
liderazgo femenino, asumiendo cada una de nosotras roles de responsabilidad que contribuyen a nuestra formación y empoderamiento dentro y fuera de la logia. Así mismo nos permite compartir trabajos con mujeres que nos inspiran y motivan para aspirar a roles semejantes. Existe entre nosotras el deseo y la necesidad de conocer modelos femeninos fuertes que puedan servirnos de guía de nuestro crecimiento personal como mujeres. La historia de las mujeres en la Masonería nos recuerda que, aunque hemos avanzado mucho en este camino, seguimos construyendo y fortaleciendo nuestro espacio con cada encuentro. En las logias femeninas podemos investigar temas que aborden los problemas y desafíos que enfrentamos las mujeres del siglo XXI y aportar nuestra visión enriqueciendo así la Masonería.
En este espacio entre mujeres encontramos un lugar de reflexión y de introspección necesarias para abordar cualquier tema social, filosófico y simbólico. En el famoso discurso de Virginia Wolf que pone título a su libro “Una habitación propia”, ella afirma que una condición para la libertad creadora de las mujeres es tener una habitación propia, la segunda condición es la independencia económica. Por tanto, podemos hacer una extrapolación entre un espacio de creación literaria, personal, tranquilo y un espacio masónico.
En este espacio prescindimos del sitio que la sociedad nos atribuye tanto a hombres como a mujeres y, en nuestro caso, se añade un mandato más o menos sutil referente a la discreción e incluso al silencio. Así, el espacio que abre la Masonería nos saca de los espacios cotidianos y de las repeticiones, para liberarnos de las costumbres y prejuicios tradicionales y de los roles asumidos acríticamente y para ayudarnos a pensar de otra manera.
Las mujeres trabajamos juntas en Masonería para entender cómo nos sentimos y cómo queremos cambiar y mejorar este mundo desde la libertad, la igualdad, y la fraternidad.
En nuestra logia hay un hogar sentimental, un hogar intelectual, de conversación, de meditación, de música. Un espacio para hablar de los temas universales, y de los que nos son propios a las mujeres, que además nos sirven y estimulan para tomar conciencia de ellos. Elegir un espacio sólo de mujeres facilita la sinceridad, que todavía no se da en los espacios mixtos donde impera el agrado mutuo y la galantería recíproca. Un espacio donde pensar en nuestras contradicciones, analizar, estudiar y sintetizar juntas. Elegir un espacio sólo de mujeres conlleva la esperanza, la aspiración y el anhelo de ser sujeto histórico y político y eso requiere de acciones. Elegir un espacio sólo de mujeres para satisfacer una necesidad de autoconocimiento, de visibilidad propia y de conocimiento de otras mujeres a las que ir descubriendo, tanto de nuestra propia logia como a las que nuestra cultura ha ocultado y de las que tenemos el deber de reconocer y de recuperar su legado.
Preferir trabajar en la intimidad de nuestra logia, en un espacio de mujeres, no es ningún obstáculo sino todo lo contrario para afirmar la colaboración necesaria de todas las masonas y masones en la plasmación real de la libertad, la igualdad y la fraternidad para la construcción de un mundo mejor.
LOGIA CLARA CAMPOAMOR