La GLFE ante la escalada de conflictos bélicos en el mundo

“Un mundo de impunidad, donde las violaciones y los abusos amenazan la fundación de la ley internacional y la carta de Naciones Unidas; un mundo de desigualdad, donde las injusticias y las quejas amenazan con socavar países empujándolos al abismo; y un mundo de incertidumbre, donde riesgos no gestionados ponen en peligro nuestro futuro por caminos desconocidos”.

Iniciamos este comunicado con una cita de las palabras que el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, ha pronunciado en la sesión de apertura de la última reunión en Asamblea. Todas las mujeres de la Gran Logia Femenina de España no podemos dejarlas pasar sin sentirnos impresionadas y emocionadas por ellas.

Para las masonas y masones de todo el mundo la divisa de Libertad, Igualdad y Fraternidad es el eje de nuestra ética personal. La condición de masona o masón no te la da un papel, no son sólo palabras, hay que vivirlo y comprometerse con un respeto escrupuloso. Nuestros valores tienen muchas similitudes con los derechos humanos como, por ejemplo, la libertad de conciencia, de opinión, de expresión, la consideración de todo ser humano como dotado de dignidad y el reconocimiento de que todos somos iguales y que hay que respetar también el entorno que nos rodea y la naturaleza de la que formamos parte. La Fraternidad es el paso siguiente, que se consigue después de ese reconocimiento de Libertad y de Igualdad y que, con el tiempo, nos lleva a relacionarnos con respeto y a compartir y convivir con ecuanimidad y naturalidad.

En nuestra declaración de principios de la Gran Logia Femenina de España, añadimos a la divisa, los valores de Laicidad y de Tolerancia. Laicidad más que nunca necesaria en un mundo donde las creencias religiosas deben ser vividas en el ámbito privado y no invadir, ni dividir en el espacio público. Tolerancia para admitir la otredad y alteridad y apagar los conflictos en todo el mundo.

La interiorización de estos valores necesita un proceso de asimilación y de sinceridad con nosotros mismos y con los demás. No es fácil ni admite engaños ni subterfugios y eso, hoy en día, parece despertar poco interés. Sin embargo, desde la Gran Logia Femenina de España seguimos pensando que nuestra ética y nuestros principios tienen más valor y son más necesarios hoy que nunca, porque respetándolos y consiguiendo que todas las personas, incluidas las más poderosas, los respeten de verdad y sin tergiversaciones, podría cambiarse la situación actual que se refleja en el triste mensaje que el Secretario General de la ONU ha dirigido a los asistentes a la Asamblea.

El dolor y la muerte que genera la violencia actual, además de ser un puñal clavado en el corazón de las buenas gentes que asisten impotentes al desarrollo de los acontecimientos, nunca solucionará el problema que pretende superar, sino que generará más y más rencor. Solo el diálogo, el consenso y el respeto a la ley conseguirán sanar las heridas, tanto físicas como emocionales. La imposición nunca es justicia, es venganza. Y la venganza no sana heridas, no nos devuelve a los muertos ni levanta los edificios derruidos. ¿Quién se beneficia con ese dolor?

En otras ocasiones la Gran Logia Femenina de España se ha hecho eco de la celebración de días internacionales instaurados por la ONU, y hoy queremos hacernos eco de las palabras de su secretario general. Sabemos que son solo palabras y que ellas solas no producen las soluciones necesarias, pero creemos en la fuerza y el valor de las palabras para llegar al corazón de las personas y provocar cambios sustanciales en las conciencias. Además, nuestra conciencia nos recriminaría el mantenernos pasivamente calladas.

Nos identificamos con la cultura de la paz y queremos contribuir a que esta cultura conquiste todos los corazones.

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