FAROLAS MODERNISTAS DE BARCELONA. Calles Ferrán con Jaime I y Plaza San Jaime
Paseando por el barrio Gótico de Barcelona nos encontramos con las calles Ferrán y Jaime I. Paralelas al mar, atraviesan el centro de la ciudad, de oeste a este, uniendo dos grandes vías verticales que van de norte a sur: la Rambla y Vía Layetana. A través de ellas el ciudadano y el visitante pueden sentir el bullicio de la ciudad a cualquier hora. En su recorrido, las calles Ferrán y Jaime I atraviesan la Plaza San Jaime, centro de las sedes del gobierno catalán y del ayuntamiento de la ciudad, allí dónde obra el poder ejecutivo.
Al finalizar la calle Jaime I, cuando llega a Vía Layetana, se une a la calle Princesa, que conduce directamente al parque de la Ciudadela, lugar de reposo, un pequeño oasis en medio de la ciudad y donde, no olvidemos, se encuentra el Parlamento de Cataluña, sede del poder legislativo.
No muy lejos de allí, para completar la tríada, se encuentra el Tribunal Superior de Justicia, donde se ejerce el poder judicial. Los tres poderes unidos por una vertical y una horizontal. Y mientras en la recta horizontal de las calles Ferrán y Jaime I todo cambia, nace, perece y renace a pie de calle, tanto si es de día como si es de noche, hace años que las mismas decorativas farolas permanecen para alumbrar el camino del que recorre estas calles e iluminan la oscuridad de quien busca en su interior.
Estas farolas, que el arquitecto modernista Antoni Maria Gallisà diseñó en 1902, comienzan con tres luces al servicio de todo aquél que quiera recorrer el camino, ya sea extranjero o vecino. Sea como sea, pase lo que pase, hay principios, valores que allí están a la vista de todo corazón sereno y al oído de toda razón crítica. Y como si fuera en mitad del camino de una vida, en su paso por la Plaza San Jaime, las decorativas farolas, ahora arraigadas en el suelo, presiden las entradas de las sedes gubernamentales y pasan a tener cinco luces, dispuestas de tal modo que hay una central y cuatro a su alrededor.
Es un recorrido por la simbología de la unidad en la dualidad, de la luz en la oscuridad que remite a la divisa de la libertad, igualdad y fraternidad.